Me ha costado un montón pero, como estoy de bajón, me ha gustado reflexionar sobre cosas buenas de este año, así que ahí va mi lista de catorce cosas que molan del 2014. El orden es lo de menos:
1. El primer concierto (unos segundos nada más) de mi peque con su instrumento. Amor de madre total y absoluto, ni siquiera pude grabar o hacer una foto, gracias a los pocos segundos, porque aguanté la respiración hasta que terminó. Felicidad extrema.
2. Mi niño mayor al quitarle los brackets, todo dientes y todos en fila, todos de color blanquérrimo, perfectos.
3. Comprar por primera vez ropa a uno de tus hijos en la sección de hombre: una sensación que va de la pena al orgullo, con lagrimita incluida.
4. Comidas y cenas familiares con primos, tíos, tíos-abuelos y demás familia. La caña de España.
5. Grecia, toda Grecia, de arriba abajo, calor incluido, y las ganas de volver que se te quedan cuando un lugar te gusta tanto.
6. El blog y la gente que pasa por él a menudo. El blog me da muchas alegrías, me entretiene y me divierte. Sin eso no seguiría.
7. Viajar en familia, los cuatro, con el coche, carretera adelante, sin necesitar nada ni a nadie. Pasar todo el día juntos durante muchos días y salir mentalmente sanos de la experiencia.
8. Las tardes de lectura este verano en la piscina, a mi rollo, a la sombra, sin que nadie me moleste. Felicidad.
9. Las barbacoas del verano, una tras otra, a pesar de lo que se te queda luego pegado a la cadera, que ahí sigue. Antes decíamos que las hacíamos por los niños, ahora nunca nos faltan los mojitos, y ya ni disimulamos.
10. Venecia, cualquier cosa de Venecia, y no poder dejar de sonreír ni un solo segundo.
11. Regresar al trabajo en septiembre como quien regresa al hogar: los mismos compañeros, los mismos alumnos. Sensación cálida.
12. Las series, todas esas series que me salvan del aburrimiento total de las noches de invierno. Esas series que me han encantado y me han impedido a veces dormir las horas necesarias para ser persona al día siguiente.
13. Sentirme mayor, con todo lo positivo que tiene eso, en serio.
14. La Navidad, mejor dicho, el tiempo de espera hasta la Navidad, que me gusta un montón, me vuelve más blandita y saca lo mejor de mí: luego llegan los días de fiesta y estoy deseando que se pasen.