miércoles, 30 de diciembre de 2015

2015 y un rito de paso

Este año no nos dejan hacer listas, y lo entiendo. Hay que pensar en el futuro, y el futuro tiene la particularidad de que los años se cuentan en orden creciente, no decreciente, así que cada año la lista tendría una línea más, con lo que llegaríamos al 2050 escribiendo post largos y desmedidos, interminables como la cola del Reina Sofía cuando llegan los autobuses de japoneses. La buena noticia es que cada año contaríamos un motivo más de alegría. La mala es que, en el 2050, para cuando quisiéramos leer la última línea ya se nos habría olvidado la primera. Bueno, eso para el que tuviera la suerte de conservar todavía los ojos en las cuencas, claro.

Y ese es sólo uno de los factores, queridos míos. El otro es que nuestras anfitrionas cada año publicitan mejor la idea del blog buenrollista, y esto trae como consecuencia que cada vez somos más participantes. El primer año se animaron 30, en 2014 ya nos apuntamos 38, así es que, de seguir la progresión, en 2050 seremos más de 300 contando cosas. Hablo de una progresión aritmética, natürlich, porque de ser geométrica superaríamos los150.000 escribientes o, lo que es lo mismo, pasaríamos de multitud a turbamulta.

Entonces, nada de listas. Así es que tendré que elegir una sola cosa entre la fiesta de disfraces, los veinte años de mi sobrino, el viaje de verano, la boda de mi mejor amiga, las torrijas de mamá, los zapatos comodísimos que encontré en aquella tienda, el libro maravilloso que leí en mayo, los paseos veraniegos con tres perros, los tres perros, la compra de leña para la chimenea, el peso mantenido y contenido, el reencuentro con la peluquera después de su interminable embarazo, el club de lectura, el abono de fútbol... Casi que voy a parar no sea que me salga una lista y no quiero.

Con todo, me parece muy bien que haya estas instrucciones, porque este año lo tengo fácil si sólo tengo que elegir una cosa que sobresalga entre todo lo demás del 2015. Y es que quise convocar a todas las personas que quiero, que son muchas, a que vinieran a celebrar conmigo uno de esos ritos de paso a los que se debe rendir tributo. Y si la vida es toda ella un regalo, llegar además a mi edad con este cuerpo y esta cabeza es algo muy de celebrar. Allí estaban todos, con su buen humor y su alegría, con su buen rollo y su generosidad, con esa complicidad que proporciona la buena amistad festejando que la vida no pasa, ni mucho menos, en balde. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una lista encubierta, MENCANTA.

Fue una fiesta estupenda y lo pasamos muy bien. Celebrar todo lo celebrable es fantástico.

Bich.

Sil dijo...

Qué bonito, Carmen. Me alegra que tu 2015 haya sido tan chachi :)