martes, 29 de diciembre de 2015

Lo de las quince que en realidad es una, cosas

Había escrito la primera de todos para las quince cosas. 
Una soplapollez basada en una receta agridulce para 2015 con las cosas buenas y malas y me había puesto, lo mismo, pelín intensita. Pelín en plan literatura barroca tan típica mía en modo duro. Un horror, vamos, pero yo que se, era mi año demierda y mi forma de poder escaquearme con el tema de las listas, que a mí me gustan y me parecía fatal no poder darle. 

El caso es que he estado pensando y he llegado a la conclusión de que no, que porloscojones. Que esa receta no es verdad o aunque sí lo sea, este es un blog buenrrollista y no pegaba mucho. Sí, es cierto que en este año me ha pasado una cosa muy gorda y muy dura y muy bestia y muy, muy dolorosa pero me van a perdonar (seguro que me entiendes, mamá) pero es que también me ha pasado algo muy GRANDE. Algo enorme. Algo magnífico. Algo que eclipsa totalmente todo lo demás. Ni pedidas de matrimonio (otro que fijoquementiende), ni sacamientos de carné, ni vueltas al karate ni pollas en vinagre. No. Hay algo que hace que 2015 sea el MEJOR año del mundo. 
Y bueno, en realidad miento. No es algo. Es... ALGUIEN.

Mi hija.

Cágate. 

He vivido el peor truque de la historia desde que a mi madre se le murió su padre al nacer mi hermano (estamos malditos, yo paso de que Bea nos haga abuelos, desde ya os lo digo, nenes) pero aunque haya perdido lo más grande, que lo he perdido y me duele todo, he ganado, también lo más grande porque las cosas son así, la vida es así y esas mierdas que dice Bucay y adopta Mistergüondeful que son una caspa (Hola mariache), pero que ciertamente, son.

El tema y al caso, que cómo coño voy a comparar nada. Es que no tiene punto de comparación, es que en este blog de temas felices yo tengo EL tema. El más grande, el más gordo, el más mejor del mundo. 
Tengo que he sido MADRE. Que coño, que sigo siéndolo. Cien por cien. A tope de pagüer madrecil. Dormir está sobrevalorado, follar en condiciones es una utopía y mis pezones sufren en silencio cual hemorroide, pero yo tan feliz porque es que mola. Todo. Es lo mejor que me ha pasado nunca. Es tenerla en brazos y querer morir de amor tolrato. Es olerla y sonreír. Es algo maravilloso, en serio. Maravilloso. 

Así que no, no hubiera sido justo que en este marco incomparable de buenrollismo sinigual me pusiera a contar penas gordas cuando tengo la mayor de las alegrías de mi vida a día de hoy. 
Estoy triste, claro, mucho, pero soy tan feliz cuando me dedico al tema de la maternidad y es algo que llena tanto que la balanza está desequilibrada total a favor del #añomolon.

Así que, esa es mi cosa guay del 2015. Mi tesorico. Mi pequeña Be. Y va a ser lo mejor de todos los años venideros, así que... felices días a todos. 
Que encontréis en vuestra vida alguien (o algo, venga) que os la alegre de la misma manera. 
Amor incondicional, puro, desintersado y muy divertido.

Miradla: 



Besicos. Fle.

6 comentarios:

Sil dijo...

De haber podido hacer una lista, haberos visto a los tres este verano habría sido una de las pocas cosas buenísimas que me han pasado este año. A la nena no se le ve, pero como si la viese. Ay, el bollito pelirrojo, qué bonica está :D

Muchos besos, perla.

B dijo...

Ahora ya sí que se tiene que ver bien a la reina de este blog. Qué preciosa es y qué ganas de veros...

La Rizos dijo...

Es preciosísima, la pelirroja. Va a ser como Mérida la de Brave ^____^

Tu tesorico nos ha hecho también el año un poco más feliz a todos por aquí, lo sepas. Os mando un besote gigante a los tres, pero el de Be, el más gordo :)

Fle dijo...

Fue un día chachi, comimos genial y moló achucharse. Que se repita en 2016! Besicos!

Fle dijo...

Se ve, se ve. Ganas, todas. Un beso gordote!

Fle dijo...

Siiii, Mérida total. Mola.
Vuestro nombre significa la que porta felicidad, no podía(is) ser de otra manera.
Muchos besos y unas babitas de Be para ti, Rizosa guapa.