lunes, 14 de diciembre de 2015

Dosmilquincenitis

Este año que se va, más que vivirlo, lo he sufrido. Como una gripe, un esguince o una pulmonía. He tenido dosmilquincenitis y me ha provocado bastante malestar. Ni el reposo, ni las medicinas de la amistad o la familia han sido suficiente. Sólo el tiempo ha ido curando las heridas. Las cicatrices quedarán más disimuladas en unos casos, tal vez un pelín infectadas en otros. Pero el caso es haber sobrevivido, que tener dosmilquincenitis no es asunto baladí.

En medio de los achaques, no obstante, ha habido momentos de salud, luz, alegría y amor... Y como llega la supuesta época de disfrutar de todas esas cosas, pues vamos a resaltarlas, que para males ya tenemos bastantes con sintonizar los noticieros.

Frente a las decepciones de la amistad con que empezó el año, surgieron dos personas que le dieron sentido a ese mismo concepto: F y M me acompañaron a lo largo de los primeros tres meses del año, entre risas, cervezas, hamburguesas y demás marranadas alimentarias que me llevaron a tomar la determinación de ponerme a régimen severo y cambiar de estilo de vida, ya que estábamos. Pero antes de esto último, el invierno pasó rápido y liviano. Gracias a ellos me reconcilié con la física, aprendí un montón de cosas nuevas y empecé a valorar la posibilidad de ver el mundo y la vida con otros ojos.

La primavera trajo consigo la necesidad de aferrarme a mí misma en los momentos de flaqueza. Es importante tener apoyos, en la familia, en los amigos. Pero el primer soporte vital para tirar adelante ha de ser uno mismo. Tras meses de estar muy vulnerable y con unos niveles anímicos muy bajos, decidí que tenía que trabajarme a mí misma más allá de la introspección y del autoanálisis. Había que hacerse fuerte. Y la mejor manera de fortalecer la mente es proponerle retos que impliquen una resistencia física. Así que un día llamé a un colega del coro, que es triatleta y le propuse que fuese una especie de "personal trainer". Y así empezó todo. Al principio eran sesiones cortitas, dos veces por semana. Luego se fue alargando la cosa, tres días por semana. Llegó el verano y el calor pero nada podía con mis ganas de salir a correr. Y llegó el mes de septiembre y empecé a combinar los entrenamientos corriendo con la piscina. Lo mejor de este año ha sido quitarme un lastre de 15 kg porque, más allá de lo bien que se ve una en el espejo, la sensación de sentirse ágil, menos voluminosa, fuerte, en forma, con más salud... todo eso es impagable. Hacía muchos años que no usaba la talla que llevo ahora, eso también es un plus, para qué vamos a engañarnos. Pero lo primordial no es cómo estés ni cómo te veas, sino cómo te sientas. Insisto, ha sido lo mejor que me ha dado este año.

No hay años perfectos. Siempre las hay de cal y de arena, a veces a partes iguales, a veces no. Por regla general solemos notar más las adversidades porque nos pesan, nos amargan, nos duelen. Y siempre tenemos la sensación de que todo lo bueno que nos pase no compensa. Pero no es verdad. Hace ya bastante tiempo que me reafirmo en que la vida es maravillosa. Y la prueba está precisamente en cómo nos afecta cuando no podemos disfrutarla en su inmensidad, tanto como cuando la disfrutamos por completo, aunque sea fugazmente. 

Este año que se va, más que sufrirlo, lo he vivido. Porque cuando me ha faltado la sonrisa, he tenido delante ojos brillantes; si la amargura me enfrió en algún momento, siempre tuve a alguien cerca que me dio calor con su sonrisa; frente a la soledad y el dolor que me causaron la muerte de mi querida abuela, vinieron a mí muestras de todo el amor que tengo en la vida.

Al final, el 2015 no ha sido una enfermedad. Ha sido un examen. Un examen muy difícil para que el que no estaba lo suficientemente preparada, seguramente. Sin embargo, he llegado hasta aquí. E, incomprensiblemente, lo he hecho con ganas de seguir adelante y hasta con ilusión y esperanza en el futuro, quizá porque ahora me trabajo mejor el presente, quizá porque creo que ya me toca un poco de tregua. En cualquier caso, como en todos los exámenes, he aprendido mucho; de mí misma, de las personas que tengo alrededor, de las personas que quiero tener alrededor y de la vida, que se escapa a mucha más velocidad de la que pensamos y que, venga con lo que venga, tenemos que hacer lo posible por vivirla plenamente. 

Que paséis unas felices fiestas y que dentro de un año, seamos más los que dejemos nuestra huella por aquí. 



10 comentarios:

La Rizos dijo...

Dosmilquincenitis... me encanta.

Y me gusta que lo veas como un examen. Yo creo que has aprobao con nota ;) ¡Y sin copiar!

Te mando un besote gigante gigante, al menos hasta que te lo pueda dar en persona. (A ver si en 2016 nos vemos que va tocando :D)

Muaks! Cuídate mucho, reina.

Nisi dijo...

Ay, qué bonito, Sil, ¡qué bonito! Es verdad que nuestra actitud hace mucho en cómo llevamos la vida. Y hasta de lo peor, de la tristeza y de la enfermedad (incluyendo la dosmilquincenitis) se pueden sacar cosas positivas. Es la decisión de luchar y tirar adelante o dejarse llevar. Y lo mejor es eso: tirar adelante.
Creo que te voy a contratar yo de personal trainer. ;)
Besos!

Sil dijo...

Maemía, qué rollera soy...

Gracias a las dos :*

Gordipé dijo...

Muchas gracias, bonica. Sé que ha sido un año duro para ti, vendrán mejores, ya verás.

Un beso.

breadbimbo dijo...

No sabía que te nos habías unido a la secta de los corredores! y encima haciendo doblete y nadando! ay, que te vemos en las olimpiadas de Madrid...digo en las próximas olimpiadas!
Me alegra leer que has superado las dificultades, que te has crecido en los momentos malos, has apretado los dientes y el culo y has salido victoriosa. Bien por la Pe!
WinnerPé!

aras dijo...

La verdad es que, en parte, me siento identificada contigo. Hace dos años tuve un mal rollo laboral que me afectó mucho, emocionalmente sobre todo. Y, mira tú por donde, me puse a hacer deporte regularmente, me puse a dieta y adelgacé diez kilos en unos meses. Y me sentí muy bien. El mal rollo laboral seguía pero yo me sentía muy positiva y contenta, me veía bien y estaba bien conmigo misma. Ahora ha cambiado todo, el mal rollo se acabó (o está en modo pausa) y yo me siento y veo mejor (aunque haya engordado un par de kilillos).
Es increíble que de los malos momentos siempre se pueden sacar cosas buenas. Y eso mola, y mucho.
¡Felices Fiestas! Y que el 2016 sea fantástico.
(vaya rollo te he metido jajaja).

Fle dijo...

Que bien que veas las cosas así, que aprendas de ti, de la vida, de todo, que tengas ganas de mejorar, vivir, disfrutar. No te mereces otra cosa más que ser feliz y que te salgan las cosas bien.

Que 2016 tengas un año tranquilo, alegre, vital y feliz.

Y ole tú con lo del deporte, lo estás haciendo ge-ni-al! :)

Besos, Sil guapa.

Anónimo dijo...

2016 va a ser mejor. Por cojones. Porque no le queda otra.

Bich

Fisuelina dijo...

Me ha gustado mucho. Al final, la vida es eso: buenos y malos momentos, saber disfrutar los primeros y sacarle partido a los segundos.

Sil dijo...

Breadbimbo, o te has equivocado pensando que la firmante era GordiPé, jaja, o mejor di WinnerSil, para que no nos armemos un lío, mayormente xD ¡Un abrazo!

Aras, los malos rollos laborales también los he pasado en el ídem y son una mierda igualmente, la verdad. Es superimportante tener cierta armonía en el curro. Y sí, hacer deporte es la caña ;) ¡Un besote!

Fle, la verdad es que lo estaba haciendo genial, pero llevo un mes que no tengo cabeza ni para eso. Estoy muy bloqueada con el tema Navidad, la última vez que hice deporte fue hace 4 semanas. A la que pase Nochebuena, retomo. El resto de las fiestas ya no celebraré nada. Un besazo, perla. Tú también te mereces lo mejor. Todo lo mejor del mundo :)

Bich, yo sólo pido dos cosas al 2016: salud para todos y un cole para mí. Con eso ya sería un año de la hostia. Que todo sea mejor para ti también. ¡Muas! ;)

Fisuelina, me alegra que te haya gustado. Para el siguiente examen habrá que estudiar más ;) ¡Un besete!