miércoles, 23 de diciembre de 2015

La Fontana di Trevi

Estuve por primera vez en Roma en Septiembre de 2005. Era mi primera reunión internacional, estaba tan aterrorizada como ilusionada con la experiencia. Con algunos colegas, nos las ingeniamos para encontrar tiempo para pasear por la ciudad y disfrutarla. Entonces, para mí Roma era un lugar totalmente desconocido y, simplemente, me dejaba guiar. Así, callejeando por las calles peatonales del centro, no me imaginaba que, girando una esquina aparecería, allí, en mitad de la ciudad, una fuente inmensa e impresionante. La Fontana di Trevi. Recuerdo la sorpresa, la admiración, la impresión que sentí al ver aquella fuente bella, inmensa, viva, alegre e inmensa. Me parecía imposible que estuviera allí, en mitad de una ciudad, entre callejuelas estrechas y hordas de turistas. Se convirtió en uno de esos lugares de los que dices “me gustaría volver”. Entonces, no sabía si volvería ni cuándo lo haría.

Volví, sí, pero mucho después, más de siete años después. En ese segundo viaje, Roma seguía siendo una desconocida, apenas recordaba cosas de esta ciudad magnífica. Hacía mucho frío y nevaba. Nieve en Roma. Roma con nieve es el lugar más tristemente romántico del mundo. La Fontana con nieve es maravillosa.

El tercer viaje a Roma, en Enero del año pasado, inició una locura romana en mi vida. De repente Roma se convirtió en el destino de la mayoría de mis viajes laborables. Ocho veces he estado en estos dos últimos años, ocho veces. Han sido viajes variados, en invierno, en verano, en otoño. Viajes laborales divertidos, horribles, buenos y no tan buenos. La he visitado sola y con compañeros de viajes variados, incluyendo gente a la que quiero mucho. En todos los viajes, he vuelto a la Piazza di Trevi a ver la Fontana. En todos. Incluso después de prometerme que no volvería a ir, porque ya era casi una obsesión. Así, he visto la Fontana cubierta de andamios y sin agua, y he seguido todo su proceso de restauración, cómo iban desapareciendo los andamios y como, poco a poco, iba apareciendo la fuente que se escondía, tras ellos.

En mi última visita, hace unos días, sabía que ya la vería totalmente descubierta y restaurada. Fue difícil encontrar un rato libre en una semana de duro trabajo, pero lo de ir a las 8 de la mañana fue una idea estupenda. Fue fácil encontrarla, yo diría que ya puedo moverme por muchos lugares de Roma sin necesidad de mapa. Y, según me acercaba, oír el agua cayendo en la fuente ya me puso la piel de gallina.

Ahí estaba, magnífica, enorme, bella, espléndida, sorprendente y tan limpia y blanca que casi brillaba. Volver a verla fue casi como verla por primera vez, con la ventaja de que, a esas horas de una fría mañana de Noviembre, casi no había gente. Fue un auténtico lujo estar allí un rato, hacerle mil fotos, mirarla desde mil perspectivas, observar las olitas que el agua forma y que, si te acercas demasiado, te salpican.

Como todas y cada una de las veces que he ido, tiré una moneda.

Quiero volver a Roma, quiero volver a la Fontana.

Roma me hace feliz, La Fontana di Trevi me hace feliz.

Y espero volver hasta cansarme.

Las fotos, una de cada una de las visitas que he hecho a la Fontana, a Roma. Diez, diez ya.












6 comentarios:

La Rizos dijo...

Yo tengo una foto de la fuente mucho más bonita :P

Jo, con estos viajes que os marcáis es normal haber tenido un buen año. A ver si el año próximo puedo poner fotos yo de los míos :)

MUaks! Bonica!

Sil dijo...

Tía, si la primera vez que estuviste fue en septiembre de 2015 y la siguiente que volviste fue 7 años después... ¿en qué año estamos ahora? xD

Qué chulas las fotos mostrando todo el proceso. ¡Un besote!

PS: Roma, otro destino pendiente...

La Rizos dijo...

Me encanta el dato temporal que dice Sil, no me había fijado xDDD Has ido a Roma en la Tardis :D

Anónimo dijo...

Roma siempre merece el viaje. ¡Qué suerte ver la Fontana ya restaurada!

Bich, de anónima

Gordipé dijo...

Roma es estupenda y la Fontana es maravillosa.

Muchas gracias por jugar este año también, eres un amor.

aras dijo...

¡Yo quiero ver la Fontana sin andamios! A ver si me ajunto en otro de los cientos de viajes que haces a Roma.

¿10 veces ya? Casi nada.